Pescando


Mientras me acerco al río con cautela, una ligera brisa riza la superficie y el sol refleja destellos por doquier.

Unos quince metros me separan de donde la viera comer; pasado el pedrero y su espuma, la roca grande a la par del árbol es mi referencia. El sauce roza una y otra vez acariciando el río, casi maternalmente. Come a un y otro lado de la piedra, sin duda su protección en el río.

La poca distancia que separa el árbol de la roca, dificulta el tiro.

Mientras la miro actuar, aliso el leader, lo plancho una y otra vez; es nuevo y por nada quiero que caiga mal. Está comiendo en la película de la superficie. Toma muy suave, me sugiere un emergente. Ato un 16 de los cordobeses, controlo al máximo el nudo; tippet y moscas chicas cada vez me son más complejas.

Sin entrar al agua me ubico entre dos piedras grandes, bien perfilado para corregirle la línea de la mejor manera.

Inclino la caña para sacar suave la línea, unos pocos metros para entrarle desde atrás. La dejo derivar para no alterar, saco lo que falta para llegarle y ahora con un roll levanto para acelerar en el aire y sacar el resto. Siento en la mano la fuerza de mi puntera. Parte la línea. Paro la caña dándole la dirección correcta, se ordena la mosca y, mágicamente, comienza a caer. Apenas corrijo para que trabaje mejor. Se posa, comienza a derivar e inmediatamente, la toma. Su primera intención fue subir para pasar por delante de la piedra, pero algo la detiene y, rápidamente, busca la protección del árbol.

La línea corta el agua en dirección a las ramas, pega dos o tres cabezazos y, en ese instante, estalla el agua. Se eleva con violencia agitándose en el aire y cae de plano en el río, arremete en dos o más intentos, pero ya con otro ímpetu.

Almaceno mi línea suelta; la caña con toda su curva apunta a uno y otro lado cada movimiento pero da muestras de su fatiga.

La acerco deslizando mis dedos sobre el tippet, llego a la mosca sin rebaba; apenas la fuerzo hacia atrás se desprende.

Un coletazo exagerado, pese a mi gentileza, la impulsa en la corriente, haciéndome sentir el agua fresca.

Para tomar un respiro, decido cargar la pipa, no termino de encender el tabaco, cuando entre el humo, alcanzo a ver un nuevo toque que otra trucha hace en la superficie del agua.

Tal cual como aquella primera vez, ese estímulo incontrolable me estremece y sin comprender los por qué acelero mis pulsaciones y comienzo emocionado una nueva partida.

Darío Pedemonte

No hay comentarios: